domingo, 8 de noviembre de 2009

INSEPARABLE AMOR

Una niña y su perro


Recuerdo cuando tenias siete años de edad, tu enorme pit-bull el
“cuche”, Bajo una gran tormenta un enorme sapo se metió a tu casa por debajo de el portón de el garaje; El cuche lo ataco a mordidas y se enveneno, convulsiono, trabo los ojos, se le entramparon los dientes, se estiro y defeco, como lo hace todo animal al momento de morir, tu madre y tu me suplicaban que lo salvara, Le eche jugo de limón con una jeringa en la trompa, pues tenia entrampados los dientes, Le puse una inyección de atropina, le hice masaje al corazón, por un espacio de quince minutos, y me fue imposible revivirlo, pues realmente había muerto, y les dije déjenlo en paz que ya murió. Y con gran tristeza me retire al baño a lavarme las manos y desde ahí te escuche gritando, y llorando y al cuche abrazando decir: “Cuchito, Cuchito, no te muras, no me dejes solita” Y milagrosamente el perro se levanto y sin mentira alguna a los veinte minutos corría como loco de punta a punta, en la casa celebrando el haber vuelto a la vida, después de este caso, seis meses no mas vivió, y por tres meses su alma en la casa se manifestó, frente a los cuartos lo veían pasar y su peculiar olor, constantemente en la casa se sentía…

Tara y Su enorme Guardián.

F. V. Vila “el guanaco”.

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