lunes, 22 de agosto de 2011

Infernal pesadilla

“Perder un hijo”.

La infernal pesadilla de perder un hijo, dura toda nuestra desgraciada vida, al recibir la noticia estalla una bomba atómica a nuestro lado, nos deja ciegos, sordos, mudos y no lo creemos, no sabemos donde estamos, al volver en si, estamos en el velorio frente al cadáver de nuestro amado, en compañía de nuestros parientes y amigos, nos confortamos, agarramos fuerzas, y hasta mostramos ser hombres y no lloramos, siempre acompañados lo llevamos al cementerio, después de sepultarlo, comienza de veras nuestra infernal pesadilla, al llegar de nuevo a casa, y al ya no encontrarlo ver su cuarto y su cama vacía, nos derrumbamos, y ahí comienza el eterno llanto de nuestra alma, nuestros ojos sufren un temporal de llanto que dura ocho días sin cesar, después quedan llorando quince veces diarias, los primeros ocho días, no lo podemos creer, por una o dos horas vencidos por el cansancio conciliamos el sueño, al despertar nos damos cuenta, que nuestra pesadilla no es la de un sueño, si no la infernal realidad, después de dos meses, llegamos a la conclusión de que es cierta nuestra terrible desgracia, las personas que nos rodean, con el tiempo nos volverán a ver reír, pero eso será una mascara de felicidad, porque en el fondo de nuestra alma siempre estará presente la infernal tristeza de haber perdido un hijo, nuestras manos tienen cinco dedos al cortarnos uno, siempre estará el lugar vació, así son nuestros hijos nunca serán sustituidos por otros, por eso a nosotros nos da risa cuando alguien nos amenaza y nos dice que nos va a matar, a nosotros nadie nos puede matar, porque ya estamos muertos, solo hay algo mas terrible que la muerte de un hijo, que se nos mueran dos o tres, como me a pasado a mi.

Si no escribo me muero, y escribiendo estoy muriendo.

F. V. Vila “El guanaco”.

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