sábado, 2 de junio de 2012

José Roberto Panamá Pineda.

“Los tres mosqueteros: Ricardo Posada (Yo, lo compro!!) José Roberto Panamá (El Sapito), y Gustavo Blanco (Calavera)”. Cuando Murió Ricardo, al que los dos amábamos y admirábamos mucho, Tu me dijiste: “Éramos los tres mosqueteros, hoy solo quedamos dos, Usted. y Yo, Maestro, a ver a quien de nosotros le toca seguir al doctor Posada”; Tu fuiste el primero en darme la terrible noticia, recuerdo que llegaste muy pálido y visiblemente asustado, y me dijiste : “Mataron al Doctor”, A cual Doctor te dije: “A Posada me contestaste”, Tenia una pistola en reparación en mis manos y sin darme cuenta la solté y se me cayo al suelo, de tu muerte fue Don Rufino, tu guardaespaldas, quien me llevo la noticia al Taller, Yo no estaba , cuando llegue encontré a la mama de Miguelito, y me dijo: “Siéntese, Prepárese, le tengo una mala noticia, a sucedido una desgracia Don Roberto Panamá, tuvo un accidente y se mato ”, “Por la gran Puta le dije, No estés Bromeando Conmigo.”, “Como voy a bromear con algo tan terrible, me contesto”, Me sentí tan mal, sentía la cabeza hinchada, me sentía en el aire, de inmediato me monte en mi moto, y me dirigí a la auxiliadora de San Salvador, Maneje muy lento iba recordando todas nuestras aventuras, en son de broma, Ricardo Casanova (Mi primo), Por siempre vernos juntos, decía que quien era el hombre y quien la mujer, en todo el camino llore, llegue me puse frente a tu ataúd, te vi muy pálido, pero parecía que estabas dormido, a la par estaba tu padrino, (Don Lico Hill), y me dijo: ”Se nos jodio, el cipote maestro”, A usted lo quería mucho, Ahí me cage, y para que Don Lico no me viera llorar, mejor me retire, recuerdo que cuando te estábamos enterrando, en el cementerio de Santa Ana a las cuatro de la tarde, se presento tu padre, en estado de shock, con suero y mascarilla, con oxigeno, Se arranco el suero y la mascarilla y te dijo: “Te lo dije Hijuela gran puta, que con esas mierdas te ibas a matar”, (Se refería a las pistolas), y callo de bruces frente a tu tumba, Eso ya no lo aguante y de inmediato me retire, Quiero que sepas Robertillo, que tu esposa Ana María Menéndez, Por tu muerte sufrió lo indecible, en los primeros meses de tu muerte yo fui su paño de lagrimas, llego a tal grado su sufrimiento que una vez me asusto al decirme: “Don Gustavo, yo ya perdí la fe en Dios”, Porque en esos días todo le salía mal, El colmo de los colmos, en esos días falleció, su amadísimo padre, quien era su sostén económico, ella sintió, que el mundo se le venia encima por segunda vez, Amigo mío, quiero que sepas que cariñosamente siempre te recuerdo, y mas temprano que tarde, volveremos a estar juntos los tres mosqueteros, (Mis amigos Pistoleros, tu hijo Gerardito y tu son como dos gotas de agua). F. Verga Vila “El guanaco”.

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